7 de junio de 2007

La revolución de los claveles.

1.968. Francia.
A través de una pequeña (al principio) manifestación estudiantil, la sociedad francesa se pronunció en contra de un sistema que consideraba obsoleto y no ajustado a la realidad; querían y clamaban por reivindicaciones. Hayan tenido o no la razón, no es mi punto; lo que encuentro relevante fue el surgimiento inesperado de un poder que amenazaba con derribar lo establecido: los jóvenes estudiantes. Nadie, dentro del gobierno o en la sociedad gala, sospechaba entonces lo que esos muchachos desencadenarían con sus acciones. Fue un movimiento histórico que arrojó ecos; ecos que resuenan, aún hoy, vibrantes, a más de 5.000 kilómetros de distancia. Ahora es mi país. Ahora les toca el turno a nuestros estudiantes. Ahora es Venezuela.

Superando las diferencias geográficas, ideológicas y argumentativas, el pueblo venezolano se ha visto sorprendido por un sector subestimado. Desde que Hugo Chávez comenzó su ordalía de atropellos y bravuconerías, la oposición se limitó a trastabillar en un error tras otro. Asistimos impávidos a los desagradables sucesos de abril de 2.002; un referendo revocatorio amañado y unas elecciones presidenciales adulteradas. Para el mundo entero es muy difícil comprender a cabalidad la compleja situación interna que nos aqueja. Los organismos internacionales se presentan atados de manos debido a la burocracia y la diplomacia. Los gobiernos vecinos se limitan a resolver sus propios problemas. ¿La Organización de Estados Americanos? ¿Las Naciones Unidas? ¿La Comunidad Andina de Naciones? Un puñado de testigos de palo. Nada más.

Me resulta poco comprensible la actitud de los demás países. ¿Es que acaso no existe ningún mecanismo internacional para ponerle freno a este desastre político? Imagino que algo parecido cruzaría por la cabeza de alguien durante el tiempo que duró Hitler al frente de Alemania, Mussolini en Italia, Stalin en la extinta U.R.S.S.; incluso apuesto que debe haber más de un cubano pensando lo mismo acerca de su propio desquiciado líder revolucionario. ¿Qué hizo el mundo mientras esto sucedía? ¿Qué ha hecho la sociedad civilizada tras tantos descalabros? Nada. Y ella continúa cruzada de brazos. Lo estuvo frente a la hambruna en Somalia, el genocidio en Rwanda y en la Camboya de Pol Pot.

Pero los venezolanos hemos aprendido, por las malas, que nadie vendrá a resolver nuestros problemas; e irónicamente lo descubrimos a través de los estudiantes. Me cuesta un poco no pensar en el Mayo Francés, cuando la causalidad histórica ha querido que se desarrolle nuestro propio Mayo Venezolano; sin ánimos de comparar.

Los estudiantes nos han sacado de nuevo a las calles, nos devolvieron la esperanza y la fuerza para protestar por nuestros derechos. El gobierno descalifica y despliega unas fuerzas policiales desproporcionadas. ¿Los muchachos? Pues ellos se limitan a esgrimir claveles en contra de los fusiles y la cruda represión. Piden paz, con sus manos teñidas de blanco, donde han pintado en grandes caracteres la palabra “Libertad”. La respuesta del pueblo es estrepitosa. Los estudiantes triunfan allí donde los políticos fracasaron vergonzosamente.

Por ahora, las marchas y concentraciones prosiguen. Con flores, muchas flores. Quiero conservar la esperanza. Quiero creer que no todo está perdido. Quiero imaginar con claridad la luz al final del túnel.

La revolución de los claveles ha comenzado…


“Ce n’est qu’un début, continuons le combat”.
Consigna estudiantil. Mayo del ’68.

3 comentarios:

El Castor dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
El Castor dijo...

Estupendo texto. Es cierto que los estudiantes franceses consiguieron por unos días paralizar el país, poniendo al gobierno contra las cuerdas. Duró muy poco, la mayoría de franceses estaba por el orden establecido y, por cierto, aquellos estudiantes están hoy en día por el orden establecido. Creo que es la sociedad venezolana en conjunto la que tiene que despertar, pienso que es suficientemente madura como para no aceptar otra dictadura.
Saludos.

Anónimo dijo...

Respetuosamente entiendo que este blog es parcial y partidario, en especial cuando habla de Venezuela. No me interesa. Irineo de Argentina.