30 de enero de 2008

Sincronía de contradicciones.

¿Qué tendría de malo querer pasar el otoño en Nueva York, la primavera en París y el invierno entre mis libros no leídos? ¿Cuál es el problema en preferir a Catherine Deneuve, Melina Mercouri, Silvana Mangano y Jeanne Moreau antes que cualquier recién llegada de cuerpo escultural? ¿Por qué provoco silencios (por no mencionar las cejas arqueadas) cada vez que menciono a Ethel Merman, Ella Fitzgerald y Shirley Bassey como mis cantantes favoritas?

Con los años he tenido que aprender a vivir con las contradicciones, los anacronismos y las divergencias. No ha sido suficiente con ser homosexual en un país eminentemente machista, con tener deseos de escribir en un remoto pueblo de provincia, con esperar por el amor verdadero dentro de un grupo antagonista que celebra la promiscuidad como un escape emocional; no, no ha sido suficiente. Hay más.

Prefiero a la Callas por encima de cualquier cosa; las formas de Picasso, las bailarinas de Degas y el erotismo de Klimt; cuando voy a la playa con mis amigas, mientras ellas se tuestan al sol, yo sueño con empaparme en la gama iridiscente del mar, nado lejos, zambulléndome de un color al otro.

Me gusta llorar. Lo confieso. Soy muy sensible. Puedo llorar ante el final de una película que me ha gustado, así como frente a un atardecer de tonos tostados. Cuando llueve, me siento sublimado. La lluvia me relaja, me inspira, me seduce. No puedo evitarlo; pero me encanta despertar y ver a través de mi ventana el azul intenso queriendo meterse en mi habitación. Me gusta la comida sazonada con muchas especias, la pasta ¡y el sushi! No obstante, detesto la langosta, los calamares, las ostras y cualquier cosa que venga del mar.

Mi color favorito es el verde. Disfruto con el azul, lila, naranja, rojo y prefiero el negro riguroso para una ocasión especial. Me repugna el blanco (a menos que esté en la playa) y el violeta intenso. No sé si esto último tenga que ver con el hecho de haber sido criado dentro de una familia muy católica, aunque hoy en día me declaro en contra de cualquier religión: si hay algo que me moleste, eso es el dogma.

Por cierto, tengo entendido que la única religión que no condena la homosexualidad es el budismo…

¿Mencioné que adoro la pintura? Tengo poco tiempo practicándola, pero me declaro amante del óleo (espero que Moribundo no lo tome a mal). Escribir y pintar: dos disciplinas que me ayudan a expresarme. ¿Por qué? Porque a pesar de ser un espontáneo gay, me confieso introvertido, extremadamente tímido. A través de ellas puedo vincularme con exquisita y absoluta libertad. Soy yo.

No creo en política.

Creo en el amor a primera vista.

Me puedo enamorar de una mirada, de un cuerpo, de un gesto (Sí: también puedo ser banal).

Amo caminar (entiéndase deambular), hablar solo, sonreír, caminar descalzo, perderme y volverme a encontrar. El frío me produce dolor de cabeza. El calor intenso me genera estrés. Prefiero las fotografías en sepia. Y el romance, el romance, el romance… ¿Ya dije que soy muy romántico?

Deliro por los capítulos de Sex & the City y por las producciones Merchant-Ivory (¡Muero por el cine de época!). Fantaseo con los temas de Stephen Sondheim y los Nocturnos de Chopin. Las cenas de gala y un picnic campestre. Las noches estrelladas y las mañanas sin nubes.

Algunas veces me confunde mi propia ambivalencia, pero la mayor parte la disfruto, como si fuese el protagonista de una emocionante película de aventuras. ¿Soy contradictorio? Sí; pero he aprendido a amar esta sincronía de contradicciones.

¡Ah! Recién finalizo de ver el film británico Ladies in lavender, con las maravillosas Judi Dench y Maggie Smith. La recomiendo ampliamente. Y, por supuesto… lloré al final.

17 comentarios:

Pepe dijo...

Viva el budismooo

XD

abrazosss

_::Sergio::_

Alejandro Pravia dijo...

¿Quién no se contradice a si mismo?
yo cuando no me contradigo me vuelvo a contradecir jajajaja es parte de pasar por esta vida humana y trabajar con el ensallo y error!
Dios te bendiga! disfruta de tus contradicciones, ríete de ellas!

NeoGabox dijo...

Contradicciones...
En este país y en cualquiera...
En cualquier estrato...
Ser diferente es díficil...
Pero con el tiempo se aprende a sobrellevarlo...
Me gusta la pintura (me encanta Klimt), la música, el cine, la poesía, escribir, el púrpura... Soy anormal?

Saludos Monocromáticos

Jose Antonio Vallejo Serrano dijo...

No me enfado... aunque el dibujo es muuuucho más poético. Sabia que te gustaba Carver... no sé porqué cuando lo colgué pensé en ti.

Para, creo que voy a vomitar dijo...

Pues a mí el sushi como que no. Sin embargo Ella me pirra :)

Hay algo mejor que emocionarse? Yo creo que no, querido Luis.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

UHM...TODOS SOMOS UN POCO AMBIGUOS MAS ALLA DE PREFERENCIAS SEXUALES,SOLO QUE A DISTINTOS GRADOS Y EXTERIORIZADOS DE DIFERENTES MANERAS...ME ENCANTA SER DESCONCERTANTE Y SENTIRME FASCINADO TANTO POR ALICIA SILVERSTONE EN CLUELESS COMO POR AUDREY HEPBURN EN BREAKFAST AT TIFFANY'S...xoxoxo

Sebastian Filipputti dijo...

Ella Fitzgerald, leyenda, magia.
Algo que pocos toman en cuenta...
Que la vida es tan nuestra como no lo es de los demas..
Que lo que tenga al frente me pertenece, ser tocado y tomado por mi, es un deber, y honor que le debo a la vida que es mas valiosa de lo que imaginamos, mas corta de lo que creemos y mas simple de lo que nos dicen...
Buenos tus blogs, saludos

José Rafael dijo...

Deambular me encanta y hablar solo, lo hago constantemente..... Un abrazo.

P.d: Gracias por tu comentario!!

El Castor dijo...

Creo que es el budismo theravada el que no es homófobo.

Rape o bacalao bien cocinado mucho mejor que el sushi que suele ser pescado crudo ¿nooo?

Saludos.

Fabo Balsech dijo...

Ladies in lavender (creo que se escribe asi) me encanto! amo a Judi Dench.. jiji(sera por ser criado por una señora y muy parecida a ella) la mayoria de los papeles que hace muestran a una mujer fuerte, y muy segura de si misma, me encanta eso! Y bueno me encanta la forma en como describes todo lo que te gusta, la lluvia wow!, hasta me imagine a mi bajo una, me gusta muhco mojarme en ella la verdad, y ciertas veces me ha puesto a pensar y a disfrutar ese pequeño minimo momento entre ella y yo... Se ve que disfrutas esta existencia y me encantaria concentrarme en ver la vida y esos detalles con tanta pasion como se te facilita a ti, es cuestion de concentracion sinceramente, (para mi) cosa q me cuesta mucho a veces por querer estar pensando en dos cosas al mismo tiempo jajaja... bueno me encanto leer tus pensamientos. hasta luego y un abrazo, sigue escribiendo asi... Besos! ;)

El viajero dijo...

Deambular, habalr solo... dibujar, pintar y escribir a veces son el mejor refugio ante una vida tan agitada y contradictoria por momentos.

Abrazos,

P.D:Gracias por el comentario.

Anónimo dijo...

somos contradictorios por naturaleza

Anónimo dijo...

siento que llores, te dejo una carta de amor:

...que lleve tu nombre escondido entre suspiros de pasión, un deseo que emane suavemente con la brisa que te empaña y te hace respirar letras de color, un mensaje lleno de poesía donde tu mirada no pierde luz y tu sonrisa acaricia mis sentidos haciéndome imaginar el dulce sabor de tus labios, unas letras llenas de mis sentimientos atrapados por la calidez de tus brazos cuando me haces tuya…una carta de amor...donde las letras se mezclan con mis deseos y tus pasiones con mis anhelos, un escrito donde solo están nuestros sueños bañados por el tierno sabor del caramelo.


:)
amor

Anónimo dijo...

Es que ser preciso en los gustos es como muy aburrido, como demasiado estricto, ¿no?
Un saludo.

elena dijo...

"...¿Qué tendría de malo querer pasar el otoño en Nueva York, la primavera en París y el invierno entre mis libros no leídos?..."

Me gustó ese principio!! :)

Néstor Luis González dijo...

Qué buena estuvo la parte de:
No creo en la política.
Creo en el amor a primera vista.

Juan Luis Urribarrí dijo...

¿Contradicciones? ¿alguien notó alguna en este maravilloso post? A ver... No oigo a nadie. Todo lo que describes lo veo tan normal y tan diferente, tan propio y tan ajeno, tan de todos y de nadie, tan especial y tan insignificante a la vez que, de pana, no noté las contradicciones.

Saludos desde mi Cantina