Mis amigas lesbianas vienen a visitarme. Es una noche bastante fresca, con brisa constante. Me gusta recibirlas porque me permiten tener contacto con el mundo exterior, ausentarme por un rato de mis tareas literarias. Me siento expansivo, permeable y atento a sus historias. Son mujeres mayores (siempre he sido muy precoz), mucho más experimentadas que yo; pero hemos establecido una dinámica ideal a través de los años, lo que ha logrado que nos entendamos con mediana comodidad.
Sandra y Marlene llevan casi quince años juntas, en una relación muy ambivalente. Creo haber entendido que no comparten sexo sino una espléndida amistad; es como si se hubiesen acostumbrado la una a la otra, se acompañan, se equilibran y se balancean entre lo que alguna vez fue una gran pasión y la unión sincera que ahora las estrecha. Se notan acompasadas, fieles, monocromáticas; es imposible no compararlas con un matrimonio heterosexual de mediana edad.
Miriam y Nancy tienen, por su parte, poco tiempo juntas, si acaso algo más de tres años. La diferencia de edad entre ellas ha sido el obstáculo ha resolver: casi dos décadas. Parece que Nancy se siente atraída por las mujeres mayores, muy experimentadas. Miriam, en todo caso, ofrece la impresión de haberse cansado de esperar por el amor de su vida y decidió conformarse con esta adoración constante que la otra le profesa.
Las cuatro conversan animadamente, esbozan planes de viaje a futuro, sopesan la situación política del país, expresan disconformidad ante la rutina diaria; otras veces opinan de mis trabajos narrativos, mis recientes acercamientos a la pintura; ofrecemos una escena nocturna idílica, armónica y sosegada… pero creo que es sólo la superficie: las fuerzas están contenidas, a duras penas, detrás de las máscaras risueñas.
Quizás mis secretas elucubraciones se deban al vino tinto que compartimos; o la brisa que me trae ecos lejanos; tal vez la persistente neurosis a verme reflejado en espejos circundantes… no lo sé. Ellas se enzarzan en una discusión trivial acerca de las próximas vacaciones de la Semana Santa; yo escojo alejarme, discretamente, volando con mis pensamientos. El viento trae aromas distantes, estimulantes. He encendido velas por toda la estancia y las luces titilantes me hipnotizan. Observo a mis amigas en sus frágiles armaduras sentimentales y no puedo evitar sentir compasión por sus escogencias. Son como espejos diáfanos que me alertan con susurros estridentes.
Miriam y Sandra me han confesado, por separado y en diferentes ocasiones, que no sienten ese gran amor por sus respectivas parejas; ambas parecen haberse conformado con lo que en algún momento se les presentó. Se asemejan a dos viejas guerreras dispuestas a no dar más batallas. Eso no quiere decir que no disfruten de sus mujeres; ríen, viajan, gozan de la vida, pero pareciera que no lo hacen en completa plenitud… en sus miradas falta algo. Algo imprescindible para conquistar nuevos escenarios emocionales.
Yo las observo en silencio, imaginando si Marlene y Nancy también se han conformado, pero de otra forma. Entonces una escena que prometía ser alegre se transforma en súbita melancolía. Tengo ante mí un cuadro que no deseo experimentar, para nada. Y mientras se sirven más vino, descubro con cierto temor que no he dejado de creer, de buscar, de explorar…
Me confieso, a mi edad, fiel creyente de la maravillosa magia del amor. Allí, junto a nosotros, pudiera estar cualquiera de mis últimos intentos: eran hombres agradables, sencillos, predecibles… pero no es eso lo que quiero. No. Me niego a ser un conformista sentimental: yo quiero más. Quiero las fulgurantes mariposas en el estómago, la falta de respiración ante un súbito encuentro, las palmas de las manos sudorosas durante una conversación, la torpeza verbal, el criterio nublado por la pasión… todo eso que venden los cuentos de hadas.
Puede ser que nadie me comprenda, que pocos asimilen mi incesante búsqueda, la fe irresoluta en encontrar mi alma gemela: no me importa. Alguien por allí dijo que hay que besar muchos sapos antes de encontrar un príncipe azul: pues, bien, lo seguiré haciendo. No deseo terminar mis días languideciendo junto a un batracio.
No yo.
Sandra y Marlene llevan casi quince años juntas, en una relación muy ambivalente. Creo haber entendido que no comparten sexo sino una espléndida amistad; es como si se hubiesen acostumbrado la una a la otra, se acompañan, se equilibran y se balancean entre lo que alguna vez fue una gran pasión y la unión sincera que ahora las estrecha. Se notan acompasadas, fieles, monocromáticas; es imposible no compararlas con un matrimonio heterosexual de mediana edad.
Miriam y Nancy tienen, por su parte, poco tiempo juntas, si acaso algo más de tres años. La diferencia de edad entre ellas ha sido el obstáculo ha resolver: casi dos décadas. Parece que Nancy se siente atraída por las mujeres mayores, muy experimentadas. Miriam, en todo caso, ofrece la impresión de haberse cansado de esperar por el amor de su vida y decidió conformarse con esta adoración constante que la otra le profesa.
Las cuatro conversan animadamente, esbozan planes de viaje a futuro, sopesan la situación política del país, expresan disconformidad ante la rutina diaria; otras veces opinan de mis trabajos narrativos, mis recientes acercamientos a la pintura; ofrecemos una escena nocturna idílica, armónica y sosegada… pero creo que es sólo la superficie: las fuerzas están contenidas, a duras penas, detrás de las máscaras risueñas.
Quizás mis secretas elucubraciones se deban al vino tinto que compartimos; o la brisa que me trae ecos lejanos; tal vez la persistente neurosis a verme reflejado en espejos circundantes… no lo sé. Ellas se enzarzan en una discusión trivial acerca de las próximas vacaciones de la Semana Santa; yo escojo alejarme, discretamente, volando con mis pensamientos. El viento trae aromas distantes, estimulantes. He encendido velas por toda la estancia y las luces titilantes me hipnotizan. Observo a mis amigas en sus frágiles armaduras sentimentales y no puedo evitar sentir compasión por sus escogencias. Son como espejos diáfanos que me alertan con susurros estridentes.
Miriam y Sandra me han confesado, por separado y en diferentes ocasiones, que no sienten ese gran amor por sus respectivas parejas; ambas parecen haberse conformado con lo que en algún momento se les presentó. Se asemejan a dos viejas guerreras dispuestas a no dar más batallas. Eso no quiere decir que no disfruten de sus mujeres; ríen, viajan, gozan de la vida, pero pareciera que no lo hacen en completa plenitud… en sus miradas falta algo. Algo imprescindible para conquistar nuevos escenarios emocionales.
Yo las observo en silencio, imaginando si Marlene y Nancy también se han conformado, pero de otra forma. Entonces una escena que prometía ser alegre se transforma en súbita melancolía. Tengo ante mí un cuadro que no deseo experimentar, para nada. Y mientras se sirven más vino, descubro con cierto temor que no he dejado de creer, de buscar, de explorar…
Me confieso, a mi edad, fiel creyente de la maravillosa magia del amor. Allí, junto a nosotros, pudiera estar cualquiera de mis últimos intentos: eran hombres agradables, sencillos, predecibles… pero no es eso lo que quiero. No. Me niego a ser un conformista sentimental: yo quiero más. Quiero las fulgurantes mariposas en el estómago, la falta de respiración ante un súbito encuentro, las palmas de las manos sudorosas durante una conversación, la torpeza verbal, el criterio nublado por la pasión… todo eso que venden los cuentos de hadas.
Puede ser que nadie me comprenda, que pocos asimilen mi incesante búsqueda, la fe irresoluta en encontrar mi alma gemela: no me importa. Alguien por allí dijo que hay que besar muchos sapos antes de encontrar un príncipe azul: pues, bien, lo seguiré haciendo. No deseo terminar mis días languideciendo junto a un batracio.
No yo.
16 comentarios:
yo tambien creo en el amor... siempre he creido en él, pero hay ocaciones que es tan dificil mantener la certeza... de que vendrá ese heroe soñado... de que llegarán los dias que los besos sean ilimitados...
saludos desde mi lejana galaxia
Interesante y complicado tema.
Ciertamente si no hay pasión, o sea si no hay emociones incontrolables y un fuerte deseo físico, no merece la pena vivir en pareja. En todo caso, no merece la pena si no ha habido nunca esa pasión, porque es cierto que la pasión dura sólo unos años.
Sí, creo que hay muchas parejas que no se unen por pasión sino por diversos motivos, más controlables, que pueden ofrecer también satisfacciones.
Saludos.
no beses sapos, deberia darte asco, simplemente establce lo que es para ti un principe azul y consiguelo tal cual
"...el criterio nublado por la pasión..."
¡Me encantas! :)
Yo también resbalo entre las mismas palabritas...
Besitos, guapo
"Son como espejos diáfanos que me alertan con susurros estridentes". Wow!!! Luis, sin desperdicio esta frase tan subleme y dolorosa a la vez. Sé lo que se siente mirar la decadencia de otros y temer por la propia.
"Quiero las fulgurantes mariposas en el estómago, la falta de respiración ante un súbito encuentro, las palmas de las manos sudorosas durante una conversación, la torpeza verbal, el criterio nublado por la pasión". Respecto a esta frase, LuisGui, estoy plenamente convencido de que tus amigas lo sintieron con sus respectivas parejas, por poco o mucho tiempo, pero definitivamente esa -seguro estoy- fue la mecha que las llevó a una explosión de pasiones y luego, soñando la eternidad del amor, se quedaron juntas y muy probablemente nunca se separen.
Yo me he enammorado muchas veces, creo que fueron demaciadas y a la vez pocas, porque por cada nuevo amor había un renacer emocional, sentimental, que quizás es lo que todos esperamos de "nuestra media naranja" y que además eso sea para siempre.
No soy un erudito, ni pretendo serlo, pero con tantos amores y desengaños encima, con un divorcio a cuestas y hoy en día enamorado nuevamente y correspondido (con mariposas gástricas y todo), afirmo que "las crestas de ola" en lo sentimental hay que vivirlos al máximo mientras se consigue el camino para que dure lo más posible, ojalá para siempre, y espero que no demaciado tarde para no poder disfrutarlo. La juventud se va, la belleza también, pero los encantos de la convivencia con el ser amado fortalecen las relaciones, aunque a veces se apague la llama de la pasión (cuestión que no siempre ocurre).
Creo que me extendí, presento mis disculpas.
Saludos desde mi Cantina
Luis Gui, esto a lo que te refieres cuando hablas de pasión es lo que te engancha, pero luego sigues por otras cosas, que nada tienen que ver con acomodarse en una relación frustrante. Si ocurre eso, más te vale cambiar de pareja, of course, ellas parecen tener una relación pelín simbiótica y quizás no tengan el valor de empezar de nuevo, sentirse solas... o igual simplemente se quieren. En el amor no existe la perfección.
Lo de las mariposas está bien, pero es algo limitado en el tiempo.
Deu!!
Querido Amigo,
disculpa lo primero mi tardanza en contestar, han sido días difíciles para centrarme en escribir... pero me alegró mucho tu coincidencia, y creo que también ahora coincidiremos más, porque he aprendido a amar esa escritura.. y la de anais nin... tú también haces sentirme expectadora de esas historias, y es curioso, porque me veo reflexionando como tú, muy inconformista.. no te acostumbres a nada, amigo, aspira a lo mejor. Te lo mereces
un fuerte abrazo
entiendo completanmente lo que dices, esa busqueda furtiva, escueta, difusa que esta perenne en nosotros los buscadores de amor, es al mismo tiempo sensata, honesta, y tan anhelada. El amor es un sentimieno universalmente querido, deseado, que a pocos les es ermitido, por la sencilla razon que nos volvemos monstruos giganezcos ante su llegada, algunos silentes, otros se escudriñan para no dejarse atrapar. El amor es maravilloso y al igual que tu, con diez años menos, `pero con el mismo deseo de amary ser amado. Con ganas de leer un libro y pode comentarlo, con el deseo de amanecer riendo junto a el, con ardiente deseo de unirnos en un mismo cuerpo, con ganas de cocinar, de llorar, de salir, de volar, de ser libres en un mismo sentimiento.
Yo soy de los que piensan que uno debe edificarse tan sólido e imponente que los demas sientan atracción por visitar nuestra morada. Siendo así mismo a la imagen que siempre se soñó, llegará sola la gente que realmente vale la pena dejar entrar..
Un abrazo
Eres lo máximo, hay que besar muchos sapos jejejejejeejejejejejejejejejejejejejejejejej. No sabes cuànto me has hecho reir, de verdad eres muy cómico. Pues las dos veces que he venido me ha gustado tu estilo libre y espontáneo de escribir al mundo. Un abrazo, ánimo dios tiene preparado lo mejor para tí.
Sabes...
Yo tengo otro punto de vista??
Quién dice que eso que ellas sienten no es amor?
El tener la capacidad de estar con alguién, aprender a aceptar sus cosas buenas y malas, aunque las mariposas en el estomago no revoloteen todos lo días, o no sientas que tus latidos aumentan cada vez que estás junto a esa persona, esa convicción puede ser también llamada amor...
O al menos eso creo...
Suerte en la busqueda... En ese inmerso mar hay alguién para cada uno de nosotros que de seguro nos hará feliz...
"Abrazos Monocromáticos"
Escribes tan bien... maguará... que a veces escribes cosas que no comprendo (más que todo palabras nuevas para mí xD)
Bueno nada... Existe una práctica en la magia blanca, o también conocida como en los procesos espirituales como la meditación, que se llama "proyección" Y/o "visualización". Ya debes saber de qué trata, pero igual te instruyo.
Cierra los ojos y conéctate con lo que quieres sentir, eso que deseas sentir al lado de alguien, una vez que consigas conectarte siéntete como si ya lo sientieras. Siente las mariposas en el estómago, siente los nervios, métete en una escena mental en donde puedas sentir y creertelo todo al 100%. Siente la emoción. Luego idealiza tu pareja pero no discrimines, no idealices negativamente, ábrete a la oportunidad de amar a quien Dios te mande. Es decir... si le tienes cosita a la gente negra por ejemplo, no te cierres a ellos.
Muchas personas "afirman" que estas prácticas le han ayudado a encontrar con eficacia y exactitud lo que querían. Dicho es el caso de las personas que han aplicado un nuevo boom llamado "el secreto" ("the secret").
espero te sirva esto como medio de meditación, enfoque, concentración, logro, superación y alcance. Que el señor te bendiga con lo más bello del mundo.
hola Luis.... otra vez por estas paginas.... queria decirte que no me molesto en lo absoluto tu comentario, de hecho me parece gratificante una critica que lo ayuda a uno a seguir adelante siendo mejor... saludos, un abrazo...
ALMA GEMELA...DOS PALABRAS CORTAS CON UN GRAN CONTENIDO...QUE TRAE MUCHAS COMPLICACIONES SI DECIDES JUNTARLAS...ME GUSTA LA PALABRA ALMA...ME GUSTA LA PALABRA AMOR...RECUERDAS EL EPISODIO DE SEX AND THE CITY DONDE CARRIE CUMPLIA 35 AÑOS? Y QUE DAN UNA LECCION INOLVIDABLE ABOUT LOVE AND FRIENDSHIP? HE PREFERIDO PENSAR EN MIS MEJORES AMIGOS COMO MIS ALMAS GEMELAS...Y EN LAS PAREJAS COMO ESOS GRANDES HOMBRES PARA VIVIR GRANDES MOMENTOS...
*GABO*
De verdad que tienes un espacio muy interesante. Pasarè a menudo por el mismo. Puedes visitarme cada vez que gustes!
Grax x el comentario que me dejaste y por la visita tambien.
Feliz resto del dìa!
pa`lante !!!
Hola!! llegué aquí por casualidad y bueno me ha gustado tu blog. La historia de tus amigas me ha sabido conmover, creo que la costumbre mata el amor y es algo que debemos renovar cosntantemente. También creo en el amor porque lo vivo de una hermosa manera. saludos y volveré.
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