Me cansé de decir sí cuando debí decir no.
Me cansé de quedarme callado.
Me cansé de sentirme inseguro por mi aspecto físico.
Me cansé de conformarme con migajas y quedar con hambre.
Me cansé de aplaudir a gente que me ignora.
Me cansé de caminar en círculos.
Me cansé de ser tan permeable. Está bien ser egoísta a veces.
Me cansé de pedir la luna, si quiero las estrellas (Bette Davis dixit).
Me cansé de sonreír cuando no me provoca.
Me cansé de llenar los silencios con cháchara inútil.
Me cansé de intentar complacer a los demás.
Me cansé de infravalorarme.
Me cansé de andar cabizbajo por la vida.
Me cansé de caminar en línea recta. Adoro los desvíos.
Me cansé de tocar puertas.
Me cansé de integrarme en el rebaño.
Me cansé de posponer mis propias páginas.
Me cansé de dar explicaciones a gente que ni siquiera escucha.
Me cansé del blanco y negro. Soy muchos colores.
Me cansé de las segundas oportunidades. Y las terceras. Y las cuartas.
Me cansé de los callejones sin salida.
Me cansé de decirlo, cuando debieron haberlo intuido.
Me cansé de ser el postre.
O el chiste de otros.
Y me cansé de los comentarios estériles.
No soy la guinda de la torta, pero tampoco soy la porción quemada del arroz.
1 comentario:
Saludos señor Franquiz. Soy estudiante de séptimo semestre de Letras en la UCAB y pasante del Centro Cultural de dicha institución. Tengo asignada la Elaboración de un artículo sobre Fedosy Santaella y me tope con su reseña (2013) de Las peripecias inéditas de Teofilus Jones. En vista de lo dificultoso que resulta acceder a libros en el país, me tomo la libertad de preguntarle si posee, o bien sabe donde encontrar, alguna versión digital de las novelas o poemarios de Santaella.
Gracias por su tiempo.
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